18 de enero de 2012

Fabula Amor en el Dolor

Había una vez un guerrero que miraba a su hija, la contemplaba por lo hermosa que le parecía, y por eso no encontraba un nombre apropiado que ponerle. Pensando, decidió ponerle el nombre de lo mas valioso del mundo.

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Salió a caminar, y se le ocurrió ponerle "Silencio", pues es algo hermoso. Pero mientras caminaba y veía el amanecer, pensó en ponerle "Aurora". Siguió caminando y encontrándose con amigos, e iba cambiando la elección de su nombre varias veces: Luz, Nieve, Mariposa, Paloma...

En el trayecto, encontró a un hombre sabio de los indios, que le dijo que fuera detrás de una montaña, a la casa de un humilde pastor, y que ahí encontraría lo que estaba buscando. Al llegar, el guerrero esperó fuera de la casa. Al cabo de un rato, una pequeña niña salió de la casa, cubierta de lepra. Luego se escuchó la voz del pastor llamando a su hija, se acercó y la abrazó y besó, a pesar de estar cubierta de lepra.

Al llegar a su casa, le dijo a su esposa:

- La llamaremos Heoma-nae-san (que significa "Amor en el dolor").

Moraleja: Lo mas valioso del mundo, es el amor incondicional. No importa la condición de otra persona, ofrecele tu amor incondicional.

2 comentarios:

  1. marlene estefania romero garcia21 de abril de 2013, 17:10

    esta muy buena esa fabula me gusto mucho ya k soy lectora lo quiero mostrar me guto y si pudiera darcalificacion de escala del uno al diez yo daria un grande 10 *****

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  2. Excelente la fábula, refleja la enseñanza de Jesucristo, Nuestro Señor y Salvador, a continuación dos textos bíblicos:
    1.-) Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. (1ª Juan 4:16)
    2.-) Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso”. (Lucas 6:32-36)
    Saludos de Sebastián-Guayaquil

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